Lunes, lunes...

Ya es lunes otra vez. Que rápido pasa el descanso. Y lo peor de todo es que ya no hay fiestas ni más descanso que los fines de semana hasta mis vacaciones de verano en septiembre. Son casi dos meses y medio trabajando de lunes a viernes con turno de mañana y tarde… ¡Que horror! Creo que va siendo hora de ponerme malo.
Soy una persona demasiado sana que no falta a su puesto de trabajo por enfermedad desde hace una barbaridad. La verdad, no parezco español, no tengo bajas laborables. Y encima tampoco se premia eso, ¿o sí? Habrá que investigarlo. Lo malo será el buscar la enfermedad que me proporcione un par de días “de cura”. El catarro ya no pega entrando en el verano y los esguinces no me valen para “solo dos días”. Tampoco me apetece hablar de diarreas o vómitos con los jefes, pero es muy socorrido…

Solo me queda decidir cuando lo haré y si coloco mi “enfermedad” un jueves o a partir de un lunes. La cuestión es crear unas mini vacaciones. Solo de pensarlo me están entrado unas nauseas y unos retortijones que no se si achacarlos a la comida del fin de semana o mi cada vez mayor alergia al trabajo…