Empezamos el curso

Ya estoy aquí otra vez. Se acabó lo bueno y mis anheladas vacaciones llegaron y se fueron con la celeridad de una nómina de mileurista. Otra vez de vuelta a la rutina, al madrugón, al aburrimiento… Lo mejor, ya son menos de doce meses lo que hay que esperar a las próximas (el que no se consuela…)
Recopilando información ante estos vistos y no vistos días de asueto puedo recocer que no han sido nada malos. La variedad ha sido la mejor forma de describirlos. Los lugares visitados como no podría haber sido de otra manera, muy bien elegidos, el clima benigno y la compañía casi siempre la adecuada (esto es para Ángeles). Parece mentira lo que un puñado de días de vacaciones pueden obrar en una persona. Reconozco que tengo mejor humor, que me encuentro relajado y que a pesar que me altero con asuntos que siempre me alterarán, las cosas se ven de otra manera. La pena es que esta recarga de pilas no me suele durar todo el año. Lo más adecuado sería pedir otro mes de vacaciones dentro de seis meses. O hacerme funcionario (esta para los funcionarios, incluyendo los de la universidad de Extremadura, jeje)
El próximo día, lista de las diez mejores y peores cosas de mis vacaciones. Adelanto una buena, una puesta de sol en el faro de Trafalgar…jó, que momento…Y una mala, las cicatrices de unas diecisiete picaduras de mosquito gaditano. Espero, eso sí, que el atracón le haya sentado bien y que haya disfrutado de mi rica y sabrosa buena sangre.