Como comenta el señor Ulerio, ya han llegado los calores de verano. A falta de dos días para el solsticio de verano, los treinta y tantos grados ya nos visitan con asiduidad y a parte de sacar de 0bien sabéis, yo no los necesito. Mi fría casita de invierno se ha convertido en una especie de oasis de fresquito natural. Sin gasto eléctrico, la temperatura ideal se ha instaurado en mi covacha, por lo que pasar el fin de semana sin salir de ella se convierte en muchas ocasiones en la mejor opción no ya solo para el bolsillo, si no por nuestra salud. Son las ventajas de vivir en una casa "botijo".
PD: La foto, las obras de Madrid Río. Con 30º a las diez de la mañana se esconden hasta las palas y los picos...
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