Los cacereños

Este fin de semana fue de reencuentros y festejos. Los cacereños de vuelta a Madrid, y todos de fiesta. La excusa de cuatro cumpleaños es suficiente para reunir a nueve personas de buen beber y mejor comer. Gracias al cabeza de familia ( y bigote también) comimos de gorra en nuestro querido restaurante Extremadura. Increíble venir de Cáceres a la capital a comer platos y recetas extremeñas. Lo que intentaremos será encontrar allí uno con comida madrileña…
La anécdota de la jornada la proporcionó un perro grande, torpón y lechuzo que no aguantó que se le olvidara en casa mientras los demás salían de juerga. Aunque la mayoría de las sospechas de la que abre puertas es una tal Pandora, la caja de los truenos la abrió nuestro querido Jopu, quien haciendo bueno su nombre, quiso darse una vuelta extra por la tierra que vio crecer a la oscarizada alcobedana o alcobendiense o como sea que se llamen los de Alcobendas. Acabó como los malos, en comisaría. Ya puede decir Isabel que tiene un perro carcelario…
La otra anécdota la encontráis en la foto. El señor “Urelio” (¡Sí, es él!) se encargó de sacar a la Pandorita mientras se buscaba al perro aventurero. ¡Que bonita (y extraña) estampa! Si al final le vamos a tener que regalar uno para que le haga compañía…