Veranito

En los meses de verano las ideas parecen tomarse vacaciones y escribir sobre lo que me ocurre a diario sería poco más o menos un copia-pega. Esto se traduce en días prácticamente iguales unos a otros, variando solo mi nivel de estrés, cada vez más alto...(jejeje)
Por lo tanto, empezaré unos relatos-retratos, lúdicos-festivos (ya van tres palabras con guiones, ¡como me repito¡) de la gente que me rodea. Siempre dije que el trabajo de conserje daría para escribir varios libros. Empecemos pues.
Antes de nada, estos “capítulos” son parte de mi imaginación, se corresponde poco con la realidad, y solo es una exageración con el único motivo de provocar la sonrisa (esto es por si acaso uno de los “implicados” se pueda reconocer y enfadarse con el autor…)

CAPITULO 1 El Portero
Este es el principal personaje de mis historias. Según la tradición popular, es un ser humano (dudo mucho de esa aseveración, viendo algunos de los especimenes que andan por ahí) que por regla general, ni siente ni padece. Nunca enferma, y si lo hace es que no es profesional; que le encanta agradar a todos sus vecinos, sin excepciones, siempre estará a favor de la comunidad y adecuará su “escasa” vida privada en beneficio de los propietarios. Además no tendría problemas en congelar su sueldo, durante varios años, con el único de fin de prevenir posibles agujeros en las cuentas de la comunidad en detrimento de un nuevo portal llenito de mármol hasta el techo. ¡Qué majo!

La realidad pocos la conocen, y si fuera conocida, quizá no quedarían más que dos o tres porteros en este país. O sea, que si conocéis uno, no habléis sobre el tema. Quizá empiece a desaparecer vuestro correo, o vuestra basura pose demasiado tiempo sobre el rellano de vuestro piso…. (al loro…que vigilan…)
El próximo escrito, como reconocer a un portero.